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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Crónicas Viajeras. Por las tierras de Risaralda (III)

El histórico punte Bernardo Arango sobre el río Cauca identifica a La Virginia y fue sometido a remozamiento. (Foto: http://www.eldiario.com.co/seccion/RISARALDA/el-puente-est-casi-listo1507.html)
 El puente de la historia de La Virginia

Por Rubén Darío Taborda Franco (*)
Cuando el visitante  llega en  bus intermunicipal o carro a La Virginia lo hace por un  puente con doble calzada al lado noroccidental del pueblo, pero en 1926 se daba inicio al tránsito de las personas por el  Puente Bernardo Arango.

Es una obra que en su época tuvo el mismo impacto social y arquitectónico que el que tuvo el Viaducto entre Pereira y Dosquebradas cuando se inauguró, el 16 de  noviembre de  1997. El puente fue  diseñado por el ingeniero Gonzalo Echeverry cuando el anhelo de progreso se cernía sobre el  sur occidente de Colombia.

Esta obra arquitectónica cuenta con dos torres de apoyo para los cables que sostienen el puente, mientras que su piso, en los años ochenta, era de  madera.

Este puente originalmente fue para uso vehicular en tiempos que era paso obligado hacia Medellín. Entre tanto, don Roberto Castañeda, un señor de 75 años y habitante de este municipio, señala que hace  60 años las  personas cruzaban el puente de La Virginia a la estación de tren, ubicada en Caimalitos, corregimiento de Pereira,  en  mulas y vehículos de tracción animal que cargaban con café traído de la Trilladora Royal, que enviaban a Cali por  vía férrea.  

También circulaban por este sitio personas en triciclos con bultos de plátanos, cebolla y yuca, cultivados en las montañas de esa zona de Risaralda, así como los productos  traídos de Medellín y del  departamento de Chocó.

Mi primo Mario Taborda,  que  vive en el Puerto Dulce de Colombia, como se le conoce  a La Virginia, señala que las personas cuando  atraviesan el puente desde el pueblo hasta Caimalitos llegan a una zona que cuenta con panaderías, supermercados y otros establecimientos comerciales.

Entre tanto, las personas que arriban a La Virginia, en tierras ocupadas antes de la Colonia por ansermas y apías, encuentran quioscos donde se escucha música de carrilera, del Caballero Gaucho, Luís Alberto Posada y el Charrito Negro. También se escuchan las canciones Árbol  sos Testigo, Por qué te Alejas y Dónde Andará, de Los Cuyos.    ´

El visitante puede encontrar también casetas donde comprar y consumir pescados como el barbudo, el bocachico, el bagre  que se consiguen en los ríos Cauca y  Risaralda, segundo afluente importante de la  región.

Entre las muchas anécdotas que se cuentan sobre  el puente Bernardo Arango, Mario  evoca la de un niño de diez años, de nombre Wilson, que se tiraba del puente al río.  Él manifiesta que “ese verraquito recibía dinero por tirarse al Cauca desde una de las torres del puente.

Y Mario cuenta la historia de otro niño que intentó hacer la misma gracia y no salió con vida. Su cuerpo fue encontrado unos  kilómetros más adelante, en la vereda Beltrán, en  el  municipio de Marcella.

Hoy en día el Puente Bernardo Arango  es  importante para las personas que  viven a ambos lados de esta obra pública. Ir de un lado al otro les toma cuatro minutos a pie o en  bicicleta. Asimismo les evita esperar un transporte público que sale, en el mejor de los casos, cada quince  minutos, y los obliga a un paseíto rutinario  por el puente que conecta a Pereira con los  pueblos ubicados en la cordillera occidental de Risaralda.

Eso lo ha entendido el Alcalde del puerto dulce de Colombia que decidió mandar a ubicar  barras de  cemento pequeñas para evitar la circulación de motocicletas. Y al final de su alcaldía dejará iluminado el puente, con  el cerco  metálico de sus  bordes pintado de color rojo y las cuerdas que sostienen el puente de color plateado.

(*) Periodista independiente.

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