Farc declaran
cese unilateral al
fuego por tiempo indefinido
«Odio eterno a los que deseen
sangre y la derramen injustamente»
Simón Bolívar, 1820, en la firma
del armisticio con el español Pablo Morillo
Se acerca el final del 2014 tras
dos años y algunos días de diálogos de paz adelantados en La Habana, Cuba,
entre plenipotenciarios del gobierno colombiano y de la Delegación de Paz de
las Farc-EP. Durante el tiempo señalado hemos intercambiado tesis, propuestas,
y alcanzado algunos acuerdos parciales manteniéndonos en todo momento en pie de
igualdad y con los mismos derechos y deberes emanados para ambas partes del
Acuerdo General de agosto de 2012. En la actualidad, nos encontramos estudiando
y buscando salidas a temas y problemas difíciles, por razón de la naturaleza
compleja de estos últimos, o porque en más de cincuenta años de conflicto
interno se han aplazado soluciones que han debido ser aplicadas para beneficio
colectivo.
Los diálogos han puesto de manifiesto
que la patria colombiana requiere de una honesta y profunda revisión. La
desigualdad y la pobreza generalizada, la incompetencia estatal para hacer
prevalecer el buen gobierno, la justicia y la paz, no han permitido sembrar
concordia ni construir las bases de una reconciliación perdurable. El conflicto
social y armado sigue vigente; originado en la llamada “violencia partidista”,
en la injusta visión histórica sobre vitales asuntos atinentes a la tierra, en
el manejo indigno de los dineros públicos, en la concentración sin límite de la
riqueza nacional en contadas manos, cada vez más garosas, y en una
institucionalidad pública inservible por haber sido arrinconada por
inescrupulosos detentadores del poder, confirma que en la Mesa de Conversaciones,
el reto que tienen por delante los plenipotenciarios es de una inmensidad sin
precedentes.
Para quienes tenemos el
compromiso de ensamblar el escenario a partir del cual se construirá una nueva
República con el concurso de todos y cada uno de los hombres y mujeres que
conforman el componente humano de una misma patria, los meses por venir son
fundamentales. Dicho escenario es único; no es cualquiera. Se trata, ni más, ni
menos, del escenario del ahora o nunca. Es el escenario añorado por todos, por
el cual hemos luchado y padecido tanto: es el escenario de la paz, de la
reconciliación, de la hermandad con justicia social.
Apelando al sagrado e irrevocable
derecho a la rebelión, que por razones que siempre brotaron de la inhumana
existencia de quienes todo carecían por habérseles negado el mínimo vital en
todos los terrenos, buscamos con las armas, como recurso último de expresión
política, por lo menos colocarnos en pie de igualdad con el despiadado
adversario de todos los tiempos, para que nuestra voz, que es la del pueblo
excluido no continuara siendo desatendida. Por esto no desperdiciamos la actual
coyuntura que sirve para exponer con justos títulos un abanico de reclamos
acompañados de decenas de soluciones. Nos encontramos en Cuba para seguir
forjando Patria. Construyamos entre todos el porvenir. Es nuestro llamado.
Ayer, durante la última audiencia
de víctimas del conflicto al escuchar sus relatos, evocamos, con ineludibles
sentimientos encontrados, a otras víctimas que ya nadie recuerda, pero que las
Farc-EP siempre honran llevándolas en su memoria individual y colectiva y por
las cuales continúa buscando la reconciliación nacional pero arropada en todo
lo que pueda significar la palabra “justicia”. Las víctimas de la inescrupulosa
violencia partidista, las víctimas de los “cortes de franela”, las víctimas de
la primera generación de paramilitares de la décadas de los cincuenta y los
sesenta del siglo pasado, las víctimas de la dictadura militar de ingrata
recordación, las víctimas de la injerencia extranjera tolerada por gobiernos
bipartidistas, las víctimas de las desapariciones forzadas, del desplazamiento
y las ejecuciones extrajudiciales.
Las víctimas de Marquetalia,
Ríochiquito, El Pato y Guayabero; las mismas víctimas que nosotros en defensa
de altas miras hubiéramos podido provocar por error; las víctimas de los
hombres de Estado y de la fuerza pública; las víctimas militantes de la Unión
Patriótica; las producidas por la nueva generación de paramilitares en
connivencia con agentes de las diversas armas oficiales. Las de los hornos
crematorios, las masacres y las motosierras, y las que reposan en la tumbas
N.N.; o las que cuyos cuerpos flotaron río abajo hasta desaparecer; y las que
nunca fueron registradas; y las víctimas de la miseria y el hambre, de la
desigualdad y, en general aquellas víctimas que somos todos los colombianos, a
manos de ese, el más grande y más funesto de todos los victimarios: el Estado.
Visto lo anterior, inspirados en
el derecho de gentes, tradición constitucional colombiana y homenaje a todas la
víctimas ocasionadas en razón del conflicto que buscamos superar, y en
consideración al trabajo que nos compromete cada día más con el espíritu
trazado en la parte motiva de la agenda de La Habana, y, en atención a que
creemos que hemos iniciado un recorrido definitivo hacia la paz acompañado de
un proceso constituyente, hemos resuelto declarar un cese unilateral al fuego y
a las hostilidades por tiempo indefinido, que debe transformase en armisticio.
Para el logro de su pleno éxito, aspiramos contar con la veeduría de Unasur, Celac,
el Cicr, y el Frente Amplio por la Paz. Este cese de fuegos unilateral, que
deseamos se prolongue en el tiempo, se daría por terminado solamente si se
constata que nuestras estructuras guerrilleras han sido objeto de ataques por
parte de la fuerza pública. Es nuestro anhelo que el pueblo soberano asuma
también y de manera protagónica esta veeduría, dado que con ella se busca el
beneficio de la patria lacerada y un homenaje a las víctimas de ayer y de hoy.
Sea la oportunidad para llamarle
la atención de forma clara y directa al Presidente Santos por haber mostrado,
una vez más su regocijo en twitter, por la muerte de algunos de nuestros
compañeros de armas y de ideas el domingo anterior. La guerra no puede ser
motivo de gozo sino de pena, así se den resultados que puedan beneficiar
episódica y transitoriamente a alguna de las partes. Precisamente el respeto a
los caídos es un principio universal de humanidad sin consideración del bando
que ellos representen. No más circo, no más exhibicionismo de fuerza
incontrolada, no más cobro de facturas con el sacrificio de vidas ajenas.
Queremos contrastar. Queremos
superar los episodios inútiles de sangre. Lo hemos manifestado una y otra vez
sin haber sido escuchados. Así y todo manifestamos que el mencionado cese de
fuegos y hostilidades entrará en vigor a las 00:01 horas del 20 de diciembre de
2014, si para la fecha se cuenta con la disposición de verificación, de al
menos una de las organizaciones mencionadas.
La presente decisión está siendo
comunicada formalmente al gobierno de Colombia. A embajadas y sedes
diplomáticas a nuestro alcance. Al Secretario General de la Organización de
Naciones Unidas, ONU; a la Unión Europea; al Comité Internacional de la Cruz
Roja, CICR; a la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur; a la Celac; al Papa
Francisco; a otras cabezas de credos reconocidos universalmente; al
Centro Carter, y a ONG’s de reconocimiento mundial.
Estamos dispuestos a convocar en
La Habana a todas las organizaciones colombianas sin ánimo de lucro, amigas del
proceso de paz, para rendirles un informe sobre la iniciativa acá presentada y
con el propósito de invitarlas a que respalden esta iniciativa por la paz de
Colombia.
Secretariado
del Estado Mayor Central de las Farc-EP
La Habana, Cuba, sede de los
diálogos de paz, diciembre 17 de 2014
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